Las cabezas con nubes, la música es una larga goma,
las colas de plomo casí vuelan, y el estrépito
se ha convertido en los corazones en oleadas de sangre,
en un licor, si blanco, que sabe a memoria o a cita.
Adiós, adiós, esmeralda, amatista o misterio;
adiós, como una bola enorme ha llegado el instante,
el preciso momento de la desnudez cabeza abajo,
cuando los vellos van a pinchar los labios obscenos que
(saben.
Es el instante, el momento de decir la palabra que estalla,
el momento en que los vestidos se conviertirán en aves,
las ventanas en gritos,
las luces en "SOCORRO"
y ese beso que estaba (en el rincón) entre dos bocas
se convertirá en una espina
que dispensará la muerte diciendo:
YO OS AMO
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